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Mas Marroch,
el espacio ideal para el día más especial. 

Toda la excelencia de El Celler de Can Roca solo para ti y tus invitados.

Desde 1986, El Celler de Can Roca, que había nacido con la ilusión de llegar a ser el restaurante de alta gastronomía soñado por los hermanos  Joan, Josep y Jordi Roca, ha tenido la suerte de recibir reconocimientos de todas partes del mundo, hasta llegar a las tres estrellas de la guia Michelin y a ser considerado en 2013 el mejor restaurante del mundo
Es una recompensa al trabajo constante y al esfuerzo de una familia, de un equipo del que  forma parte el Mas Marroch.

Y en Mas Marroch, las estrellas también sois vosotros. Las estrellas sois, para nosotros, todos aquellos a quienes recibimos en casa.

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Fotos: Oliva Fotògraf, Wedding’s Art, El ramo volador, Black&Blanc Fotografia.


El espacio

Mas Marroch es una masía gótica del siglo XV situada en las afueras de Girona. Adyacente a la masía encontramos el amplio espacio para banquetes, de nueva construcción, siguiendo unas lineas arquitectónicas de máxima integración con el entorno, con una estética minimalista y buscando la completa modularidad y adaptación a cualquier formato de evento.
Partiendo de las antiguas caballerizas de la masía, el diseño actual del espacio de banquetes de Mas Marroch es obra del estudio de interiorismo de Sandra Tarruella. Su estudio, especializado en la decoración de restaurantes y hoteles, es también el responsable de la transformación de la antigua Torre de Can Roca en el actual El Celler de Can Roca, de las heladerias Rocambolesc y de la fábrica de chocolate y hotel Casa Cacao.

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Y nuestro nuevo espacio, el Ágora. Hemos creado esta singular edificación ecosostenible para que vosotros y vuestros invitados podáis disfrutar bajo una pérgola natural hecha con materiales kilómetro cero, diseñada por el arquitecto Oriol Roselló especialista en arquitectura tradicional contemporánea (www.bangolo.com)


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Los jardines centenarios que rodean la casa son un magnífico escenario para celebraciones al aire libre, en plena naturaleza y ante la bella piedra de la masía. Amplios y elegantes, luminosos y románticos, los cambios de color de un paisaje sorprendente en cada estación del año, son un extraordinario aliado a nuestra cocina adaptada a cada temporada.
Mas Marroch es un espacio abierto a la organización de cualquier tipo de acto. Un espacio modulable: capaz de construir diferentes ambientes sin necesidad de desplazarse de sitio. Un espacio convertible: un auditorio, un comedor, una feria, un concierto, un aula, un salón de actos. Un espacio hermético, donde poder disfrutar de una celebración sin molestar ni ser molestado. Un espacio aislable: en plena naturaleza, rodeado de bosques y plantaciones frutícolas, un oasis de calma y tranquilidad.


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Vanguardia y tradición: nuestra cocina.

Vanguardia y tradición

El conocimiento de la cocina clásica, sumado a la cultura de la cocina académica, más la aplicación de conceptos y técnicas avanzadas, componen la fórmula magistral de nuestra cocina. Es una cocina contemporánea de raíces tradicionales; unas veces futurista, otras veces actual, y otras heredera de la cocina que se transmite de generación en generación. Integramos la cocina de la abuela, la de la madre, la de la generación actual y también un guiño a la que creemos será la gastronomía del futuro. No por nada nos sentimos orgullosos de ser la tercera generación delante de los fogones en la familia Roca.

En Mas Marroch queremos que experimenteis el placer por la alta gastronomía que lleva a centenares de personas de todas partes del mundo a venir a disfrutar de la mesa de El Celler de Can Roca. Por eso os proponemos una idea culinaria que combina platos innovadores con nuestros clásicos: el Timbal de manzana y foie (1996), el Cochinillo ibérico a baja temperatura (2000) o el Parmentier de bogavante con trompetas de la muerte (1988) son platos que forman parte de la cultura gastronómica del país y que continúan vigentes en nuestra cocina. Y de los más recientes, algunos de los innovadores postres que ha creado Jordi: el Postre lácteo, las Adaptaciones de perfumes, o el Núvol de limón.

Nuestra cocina está sólidamente construida sobre los cimientos de la cocina de El Celler. Esto nos permite adaptar al formato de banquete la técnica de los mejores cocineros, la investigación científica al más alto nivel, el conocimiento de los mejores productos, aplicar el tratamiento adecuado a cada producto para obtener su máximo valor y llevarlo a la mesa en la mejor de sus condiciones.
El proceso creativo en la cocina de El Celler parte de una serie de conceptos que conforman la fórmula magistral de la inspiración de los hermanos Roca. El resultado es una cocina que sirve de nexo generacional y social, donde todo el mundo puede sentirse feliz: moderna, tradicional, clásica, contemporánea, reflexiva, atrevida. En Mas Marroch adaptamos al gran formato algunos de los platos de El Celler, desde los clásicos, desde los más conocidos a nivel mundial, desde los más vanguardistas y creativos, hasta las últimas novedades salidas de los fogones de los hermanos Roca.

No hay fiesta sin vino

El vino es celebración, es deseo de suerte, es anhelo de salud, es levantar la copa, es brindis. Y también el vino es probar, sentir, conversar. Vemos al vino como herramienta para compartir, como cultura. La propuesta de Mas Marroch es una oportunidad para acercarse al vino con conocimiento y rigor, una puerta de entrada abierta a un fascinante universo de sensaciones. Conocer mejor un vino incrementa la capacidad de disfrutarlo, así como también aumenta su satisfacción un consumo moderado y responsable.
El Bistrot del Sommelier de nuestros aperitivos, una barra de bar donde degustar vinos especialmente seleccionados por Josep Roca, asegura la posibilidad de conocer vinos especiales, de probar vinos que no siempre están en los circuitos comerciales habituales, ya sea por las variedades, por las zonas de origen, o también por el precio que puede tener en un restaurante o por la dificultad debida a producciones limitadas o de pequeños grandes elaboradores.
Y en la mesa, el aval del trabajo de búsqueda y conocimiento del vino que hay detrás de El Celler de Can Roca para ofrecer el más adecuado a cada situación: armonías entre platos y vinos ajustadas a criterios de sabores y olores y también asociaciones de hábitos culturales, de memoria, de costumbres, de origen geográfico,... El vino más adecuado a cada momento y a cada situación.

Un mundo dulce

La boda, el bautizo, las bodas de oro, el cumpleaños,... el día más dulce. Dulces sentimientos, dulces sensaciones, dulces recuerdos. Es un día para sentirse en lo más alto de una nube de algodón, con la ilusión de un niño con una fruta de caramelo, la euforia de marcar un gol, embriagados por el olor de un perfume, por la ternura de un recuerdo de infancia. Un día para sentirse parte de un mundo dulce.
Y es que los postres que os propondremos, y que parten de la creativa, imaginativa y transgresora cocina dulce de Jordi Roca en El Celler, son ideales por su libertad, su subtilez, su capacidad evocadora y sorprendente.

Y también ahora con los helados más fascinantes surgidos de la mágica factoría de Rocambolesc y los productos de nuestra fábrica de chocolate Casa Cacao.


 

Estamos a vuestro lado.

La experiencia nos concede la fuerza para aconsejaros; el camino recorrido nos aporta la habilidad para realizarlo; el conocimiento adquirido de la observación, del día a día, nos ofrece garantías para ayudaros a conseguir todo lo que necesitais.
Solo así nos vemos capaces de proponeros vuestro evento, vuestra fiesta, vuestra celebración tal como os la habéis imaginado.
Estamos a vuestro lado para convertir el ideal soñado en un éxito real.


Encarna Tirado

Encarna forma parte del equipo de El Celler de Can Roca desde los inicios, el año 1986. Primero en la sala del restaurante, complementando a Josep y con el carro de los postres, y a partir de 1994 gestionando la parte de banquetes y cáterings. Primero, en la Torre de Can Roca y desde 2007 en Mas Marroch. A parte de los espacios propios, también dirige los cáterings singulares en espacios externos ahora ya alrededor de todo el mundo.

"Los banquetes han ayudado El Celler de Can Roca
a estar donde está ahora"

Encarna Tirado, responsable del espacio para banquetes de El Celler.
 

Resolutiva. Ha formado parte del equipo de El Celler de Can Roca desde los inicios
y actualmente dirige uno de los planetas de su universo: el Espai Mas Marroch.
No se quita de los labios el esp´iritu familiar que ha llevado el restaurante a la cima.

...
¿Los banquetes han sido clave para mantener la cocina de El Celler?
Si, han sido una gran ayuda económica. Una cosa trae la otra. Los banquetes han ayudado
El Celler de Can Roca a estar donde está ahora. Las bodas y los caterings permiten
poder hacer las inversiones que se hacen en el restaurante, donde los menús no compensan
con frecuencia el coste de los platos físicos, creados a mano.
Los ingresos de los banquetes son un soporte.

Diversificar la marca Roca ha sido clave, entonces. ¿Es un negocio
planeado o espontáneo?

Todo ha ido surgiendo. Nunca habríamos pensado abrir una heladería como
Rocambolesc, no? Ha ido bien porque cada uno ha ido empujando hacia un lado,
cada uno tiene su espacio. Yo estoy con los banquetes; Anna, la esposa de Joan,
en nuestro Hotel Casa Cacao; y Ale, la esposa de Jordi, en Rocambolesc

Vosotros tampoco habeis dejado de estar nunca en primera linea.
Partimos del principio que la hostelería es muy sacrificada, y si la gente que viene
a trabajar puede compartir este esfuerzo, le parece menos duro si tu también estás
y lo estás sufriendo, no?
Y debe ir bien porque muchos trabajadores se van y después siempre vuelven.
Es una familia.

Y cuando se llega tan arriba, que se hace?
Mantenerse y intentar sobrellevarlo. Es dificil no equivocarte.
Todo el mundo te quiere hablar, todo el mundo te llama, todos quieren mesa...
Llega un momento que ya no puedes más. Ahora ya no tengo manos para reservar
mesas, para esto tenemos a tres personas en la recepción.

Cuando empezaste ya veías que esto sería muy grande ?
Todos hemos puesto siempre muchas ganas. Y sobretodo los padres Roca, que
confiaron en sus hijos cuando tenían poco más de veinte años para llevar un negocio,
en vez de pensar que era el capricho de unos niños pequeños.

Como empieza tu relación con Can Roca?
Empecé en El Celler un año después de que abriera, en 1987.
Yo trabajaba en Can Roca, el mismo restaurante donde acostumbrada a ir
con mi familia los domingos cuando era una niña. Hacíamos el vermut y
los típicos calamares. Como camarera, ayudaba a Josep i a Joan cuando
tenían trabajo en la sala, pero no siempre había.
Era divertido entonces, no había alboroto de gente.
Costó que viniera.

Pero el entusiasmo de Joan y Josep se contagió...
Es muy bonito porque todo el mundo en Taialà o Germans Sàbat
tiene una anécdota de El Celler.

Cuando pasas a encargarte de los caterings y banquetes?
Adquirimos La Torre, a 100 metros del primer restaurante, pensando en
trasladar El Celler. Pero tardamos más de 10 años en hacer este paso porque era un gasto
importante. Así que en 1995 decidimos hacer bodas.
Transportar aquella cocina que hacían aquellos jóvenes en Girona, un poco
más retorcida y que tenía cierto nombre, tuvo mucho eco.
Me encontré muy bien allí y también los Roca me dieron mucha libertad,
dejaron que me lo hiciera muy mío.

Supongo que tu boda fue muy diferente a las de ahora.
Completamente!
Yo simplemente di la lista de invitados, ahora es todo un formulario.
Pero siempre les digo a los novios que deben tener una cosa muy clara:
si nos vienen a buscar es por confianza.
Y deben saber que somos los primeros que queremos que su día salga perfecto.

(Extracto de la entrevista de Mariona Ferrer i Fornells a Encarna Tirado,  diari ara, 27 de mayo de 2013)

 
Foto: Josep Oliva
 

Y el resto del equipo: con ellos, todo es posible.

 
 
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 RRRoca:
la familia es el punto de partida.

La familia es nuestro punto de partida; la boda es el punto de partida de una nueva familia; la celebración, un punto de reencuentro familiar. El universo Roca se articula a través de diferentes planetas que gravitan alrededor de la familia, que giran por la atracción del núcleo que representa la familia. El bar de los padres, el restaurante de los hermanos,... Y Mas Marroch es un planeta más de este universo.

Montserrat Fontané y Josep Roca son los padres de JoanJosep y Jordi Roca. La pasión por la cocina de los hermanos Roca empezó a forjarse en Can Roca, el establecimiento que sus padres regentan desde 1967 en Taialà, un barrio en las afueras de Girona. Allí crecieron, en medio del ajetreo de platos, ollas y clientes. El bar era su sala de estar, el paisaje donde jugaban, hacían los deberes, miraban la televisión,... al mismo tiempo que desde la cocina se esparcian los aromas de guisados que su madre preparaba de forma generosa, sencilla y honesta.

En Can Roca, cuando Joan y Josep eran pequeños, también se celebraban bodas. Eran otros tiempos: bodas de entremés, arroz o canelones, ternera con setas y pastel nupcial. En Can Roca, los padres sirvieron las bodas de los padres y ahora, en Mas Marroch, los hijos Roca sirven las bodas de los hijos de aquellos padres que se casaron en Can Roca.

Empezamos cuando compramos la casa de al lado. Cuando tuvimos el comedor de arriba abierto, hicimos bodas. También en la parte de abajo hicimos bodas, para 110 personas. Arriba hacíamos banquetes de hasta 150 personas. Las bodas nos fueron muy bien para pagar deudas.
–¿Cual era el menú?
Entremés, arroz o canelones, ternera con setas y pastel nupcial. Yo salía a servir cuando ya tenía hecha la comida.
–¿Siempre lo mismo?
Pollo o ternera con setas... La cocina era pequeña y, de milagros, no se podían hacer.
–¿Cuando dejasteis de hacer bodas?
Hicimos muchas, y las dejamos de hacer cuando ampliamos a los domingos, que venía toda la familia a ayudarnos a servir. Ahora nuestros hijos sirven el banquete de las bodas de los hijos de los que casamos nosotros. !Y les hace tanta gracia!
¿Qué te parece? Nosotros hicimos las bodas de los padres y ! El Celler de Can Roca hace las de sus hijos!
— Montserrat Fontané

Y si hablamos de bodas también lo podemos hacer de los bautizos, las comuniones, los aniversarios, de fiestas de reencuentro familiar o social.

Detrás de la vocación de los tres hermanos Roca y del profundo respeto que sienten por las raíces y la tradición se encuentra una cocinera que no lleva bordado su nombre en la chaqueta y que no hace de la innovación o la creatividad los lemas de su filosofía culinaria: su madre, Montserrat Fontané. Practican cocinas tan diferentes que las técnicas (o quizá deberíamos decir los trucos) que ella aplica al hacer sus canelones, su arroz a la cazuela o sus calamares a la romana difícilmente se podrán aplicar en la cocina de El Celler. Pero sí que de madre a hijos se ha transmitido el oficio: cocinar con rigor, generosidad y afecto.

Creado en 1986 por Joan i Josep Roca Fontané, El Celler de Can Roca es heredero de Can Roca, la tradicional casa de comidas situada en Taialà, que sus padres Josep y Montserrat mantienen aún ahora y desde 1967.
Un día, aquel bar humilde, de barrio humilde, vio que el esfuerzo, el ingenio y el talento permitan que de la raíz de aquella popular casa de comidas brotase una rama llena de cocina de vanguardia y sofisticación.

Ahora, después que a finales de los 90 se uniese el tercer hermano, Jordi, el restaurante a llegado a conseguir un gran reconocimiento a nivel mundial. Caminando poco a poco y a paso firme, El Celler de Can Roca ha ido recogiendo por el camino premios y reconocimientos de guías, críticos y otros prescriptores. La primera estrella Michelin en 1995, la segunda en 2002 y la tercera en 2009; el 2013 y el 2015 ocupa la primera posición en la lista The World's 50 Best Restaurants; el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Girona; diferentes Premios Nacionales de Gastronomía; Jordi es nombrado Mejor Pastelero del Mundo en 2014; posiciones prominentes en guías y listas; diferentes distinciones que ratifican el trabajo constante y bien hecho, y permiten que aquel restaurante de barrio obrero que nació modesto y humilde hace más de veinticinco años disfrute de la tranquilidad de poder hacer las cosas tal como les gusta hacerlas.